Por una centésima de segundo no me viste. Si el semáforo hubiese cambiado antes, si yo hubiera salido más apurada, si el universo se hubiese puesto de acuerdo, nos hubiéramos encontrado en la misma esquina en la que hace un par de años atrás nos chocamos por primera vez. Primero de miles de choques de cuerpos, almas, corazones, opiniones, vidas que sucedieron entre nosotros dos. Inevitablemente nos hubiéramos chocado las narices y lo que eso desencadenara dependería plenamente de la piel, del centímetro de piel tuya que chocara contra la piel mía. Lo que provocara en tu cerebro y en tu alma haberme visto y haber chocado contra este metro cincuenta de carne sería el punto clave para que abramos un vino y yo te invite un cigarrillo y una vez más choquemos una y mil veces en la misma esquina.
Pero no me viste y si me viste no frenaste.
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